Marc-Lamont-Hill- CNN
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La cadena norteamericana de noticias CNN parece defender la libertar de expresión únicamente cuando quienes se expresan siguen su línea editorial.

El profesor Marc Lamont Hill fue expulsado de la CNN, donde trabajaba como comentarista político, por la presión de los grupos sionistas de Estados Unidos a causa de un discurso que pronunció en las Naciones Unidas el 29 de noviembre, coincidiendo con el Día de la Solidaridad con el Pueblo Palestino que la ONU celebra desde hace tres décadas.

El despido de Hill, de 39 años, ha provocado una avalancha de comentarios y críticas en las redes sociales, donde ha habido judíos progresistas de Estados Unidos que han pedido a la CNN que reconsidere su decisión y readmita al profesor. Las numerosas protestas no han servido para nada por el momento.

El segmento conflictivo de su discurso fue el siguiente: «Tenemos una oportunidad no solo para ofrecer nuestra solidaridad con palabras, sino para comprometernos con acción política, acción de base, acción local y acción internacional, que nos darán lo que la justicia requiere. Y eso es una Palestina libre del río (Jordán) al mar (Mediterráneo)».

En su alocución, Hill propuso el fin de la idea de los dos estados y recuperó la idea de crear un estado único desde el río hasta el mar con igualdad de derechos para judíos y árabes, que en realidad es una vieja idea que Israel ha rechazado, aunque los israelíes actúan en la Cisjordania ocupada como si fuera parte integral del estado judío, a pesar de las leyes internacionales y las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

Además, Hill recordó que en Israel hay más de 60 leyes aprobadas por el parlamento que privan a los palestinos israelíes de derechos básicos, una situación que probablemente no se da en ninguna otra parte del mundo.

Los grupos judíos se lanzaron inmediatamente a la yugular de Hill. Primero fue el cónsul de Israel en Nueva York, el colono Dani Dayan, quien marcó la pauta calificando al profesor díscolo de “racista, intolerante y antisemita”, y añadiendo que su declaración equivalía a “una esvástica pintada en rojo”.

Inmediatamente, un gran número de organizaciones judías, incluida la controvertida Liga Antidifamación, saltaron a la palestra con acusaciones similares. No faltaron periodistas, como Ben Shapiro, analista de la Fox, quien dijo que Hill había pedido “el asesinato de los judíos”, o Seth Mandel, editor ejecutivo del Washington Examiner, para quien el discurso de Hill pedía “el genocidio de los judíos”.

Otros significativos defensores de la ocupación israelí señalaron que “una Palestina libre del río al mar” es el lenguaje que utiliza Hamás. Pero estos sionistas no dijeron que esa misma expresión se encuentra en la Carta fundacional del Likud, el partido del primer ministro Benjamín Netanyahu. Aunque la Carta fundacional del Likud se reformó en 1999, la nueva Carta utiliza exactamente el mismo lenguaje.

La maquinaria sionista de Estados Unidos, bien engrasada por el ministerio de Asuntos Estratégicos de Israel, se puso a trabajar a fondo en los días siguientes al discurso de Hill. Estuvieron activos toda suerte de grupos sionistas como la Jewish Community Federation de San Francisco, que ha creado direcciones en internet para que se despida o se bloqueen las carreras de quienes critican la ocupación, como es el caso del profesor Hill.

Hill denunció la opresión en la que viven cinco millones de palestinos de Cisjordania y Gaza, quienes no tienen pasaporte, una situación también única en el mundo, debido a la ocupación militar que sufren desde hace más de medio siglo. Y recalcó que el 20% de la población israelí que es palestina vive como si fueran ciudadanos de segunda o tercera clase dentro de su propio país.

La reacción sionista fue la esperada. En Estados Unidos existen infinidad de grupos que son muy activos a la hora de marcar de cerca a quien se aparta del discurso oficial de Israel. Canary Mission, por ejemplo, es una organización de este tipo que persigue específicamente a los estudiantes universitarios que se significan denunciando la opresión que sufren los palestinos.

Otra organización judía muy activa, CAMERA, persigue en especial a los periodistas considerados enemigos, y sus miembros escriben cartas a los medios que denuncian la ocupación, inundando las redacciones con misivas en una acción perfectamente coordinada para acallar las críticas. Hay también grupos intolerantes establecidos por judíos sionistas estadounidenses o israelíes que llaman a los árabes “sucios árabes”, “animales” o “antisemitas”, simplemente por criticar a Netanyahu o sus políticas en los territorios ocupados.

En la misma CNN, la cadena que ha expulsado a Hill, hay comentaristas radicales que apoyan el sionismo extremo, como es el caso del exsenador Rick Santorum, quien, dicho sea de paso, ha hablado en más de una ocasión de Israel “del río al mar” sin que la cadena CNN haya adoptado contra él ninguna sanción. Algunos periodistas han recordado que la CNN es uno de los medios más radicales de Estados Unidos en este asunto, y figura entre los que emiten más propaganda sionista.

Estos sionistas establecen habitualmente una identidad entre la resistencia a la ocupación y el terrorismo, a pesar de que las leyes internacionales distinguen claramente entre los dos conceptos, y la resistencia a la ocupación está plenamente reconocida en la legislación internacional.

Redacción Lechuguinos