Nelson Bocaranda se burla de atletas venezolanos en Tokio y en la redes lo reventaron
Foto: Lechuguinos.com

Nelson Bocaranda, ha sido un sapo y espía de los gringos, que por unos cuantos dólares traicionó la patria y vendió información de la FANB a EEUU.

Apenas tres días después de haber entregado a la embajada de EEUU en Caracas la primicia de los datos sobre el apresto de la FANB en noviembre de 2009, el periodista Nelson Bocaranda Sardi divulgó la información en su columna Runrunes que publica en el diario El Universal.

El episodio, relatado en un cable de la embajada gringa en Venezuela (filtrado por la plataforma Wikileaks en 2013), fue recordado por el embajador Samuel Moncada, a través de su cuenta en Twitter.

Se trató de un conjunto de revelaciones en el que lo más destacado era el dato de que la fuerza aérea sólo contaba con 8 pilotos, de los 20 requeridos para operar el sistema F-16.

El hecho de que la publicación haya sido después de la infidencia ante el propio embajador de EEUU en Caracas, Patrick Duddy, confirma que el interés de Bocaranda en ese tipo de datos no tenía un objetivo periodístico, sino que pretendía simplemente ofrecer información confidencial a la inteligencia estadounidense.

Posiblemente Bocaranda podría alegar que su propósito era meramente informativo y que el público tiene derecho a saber las carencias de los sistemas defensivos.

Pero tal argumentación se ve desvirtuada por la comparecencia de Bocaranda ante el propio embajador. Y por haberlo de hecho antes de publicar los datos sobre la plantilla de pilotos.

“Bocaranda ha informado de forma confiable en el pasado» revela el mismo cable, lo que confirma sin ninguna duda el rol de confidente que ya había adoptado el autor de Runrunes.

Este hecho fue considerado por el embajador Samuel Moncada, en su serie de mensajes como “espionaje en favor de una potencia extranjera y traición a la patria. Nunca periodismo”.

Llama la atención que los nexos de Bocaranda con inteligencia gringa se podrían remontar a hace más de 40 años. En un cable de 1976 se refleja una actitud complaciente y de protección ante el comunicador venezolano.

Se trata de la decisión de no poner a disposición de una aplicación de consulta una carta donde es mencionado y por la que al parecer fue retenido o retrasado en un puesto de aduanas.

Redacción La Tabla