Casa Blanca - EEUU - Donald Trump
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Al parecer se busca torpedear la dura línea mantenida por Trump contra Maduro y obligar al mandatario estadounidense a retomar la línea del dialogo.

Un «topo» en el Departamento de Estado podría ser el responsable de la filtración de las reuniones mantenidas por la Administración de Donald Trump con algunos militares venezolanos dispuestos a actuar contra el Gobierno de Nicolás Maduro.

Cuando Washington sigue sacudido al conocer la existencia de una conspiración secreta contra la autoridad de Trump dentro de su propia Administración, revelada por un artículo anónimo publicado por el «New York Times», este mismo periódico incluyó el sábado una información sobre los contactos mantenidos con militares venezolanos que preparaban dar un golpe contra Maduro.

Fuentes que participaron en la preparación de esas reuniones, celebradas la mayor parte de ellas en Colombia, apuntan a Mike Fitzpatrick, número dos de la oficina para el Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, como posible responsable de la filtración.

De hecho, Fitzpatrick habría programado una reunión con Maduro en el Palacio de Miraflores para el mismo sábado, en un intento de reabrir una senda de diálogo con Caracas. Las denuncias internas de esa operación habrían finalmente llevado a suspender el encuentro.

El senador republicano Marco Rubio, especialmente crítico con el régimen venezolano, se ha comprometido a impulsar una investigación sobre la filtración, por considerar que el contenido procedía de documentos clasificados.

Rubio ha alentado desde el comienzo las duras medidas aplicadas por Trump contra el chavismo.

Poco después de llegar a la presidencia, Trump aplicó sanciones a destacados dirigentes venezolanos, así como importantes restricciones a los bonos de la petrolera PDVSA; también ha llegado a advertir que no descarta ninguna acción, incluida la militar, si bien no ha habido ningún preparativo en esa dirección.

Las fuentes consultadas recuerdan que Fitzpatrick es alguien próximo a Thomas Shannon, quien como alto cargo del Departamento de Estado hasta febrero de 2017 (lo dirigió de modo interino durante dos meses hasta la llegada de Tillerson) fue el máximo promotor del diálogo con Venezuela que protagonizó Rodríguez Zapatero, expresidente del Gobierno de España.

La reciente llamada a un nuevo diálogo por parte del actual presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, se enmarca en esos renovados intentos de Fitzpatrick de volver a establecer contactos entre el Gobierno y la oposición de Venezuela.

Aunque la información de «The New York Times» indica que esos contactos gubernamentales comenzaron en otoño de 2017, lo cierto es que ya desde primavera de ese año algún emisario de militares venezolanos rebeldes acudió a Washington para tener contacto con la inteligencia de Estados Unidos.

En concreto, hubo un grupo de militares que preveía derrocar a Maduro a finales de abril de 2017. En esas reuniones, de acuerdo con uno de los facilitadores de los encuentros, la parte estadounidense se limitó a escuchar, sin contemplar ninguna acción. «Sería absurdo que se estuvieran moviendo cosas y tú no supieras nada; los servicios de inteligencia están obligados a saber qué está pasando. Fue una mera actitud de escucha», asegura esa persona.

La impresión estadounidense es que el grupo conspirador estaba poco preparado y difícilmente podría llevar a cabo lo que planeaba. Esa impresión se repetiría en las siguientes ocasiones, incluso a pesar de que varias iniciativas separadas fueron convergiendo.

Redacción Lechuguinos – Cortesía de ABC