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El Departamento de Salud y Servicios Humanos del Gobierno de Trump ha confesado la pérdida de 1475 niños procedentes en su mayoría de Centroamérica.

El pasado mes de abril, el secretario adjunto en funciones del Departamento de Salud, Steven Wagner, admitió ante el Congreso que la Oficina de Reubicación de Refugiado había perdido la pista de 1.475 niños que habían sido separados de sus padres inmigrantes y puestos en manos de tutores.

La mayoría de estos niños eran centroamericanos y el departamento admitió haberse dado cuenta del error al momento de hacer las llamadas de seguimiento a las familias responsables. Se teme que los niños hayan sido víctimas de traficantes de personas.

En tal sentido, organismos defensores de los derechos de los inmigrantes acusaron al Gobierno de Donald Trump ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por la desaparición de los menores.

Asimismo,  el Servicio de Protección de Aduanas y Fronteras  declaró ante el congreso que 638 adultos habían sido entregados a las autoridades para ser procesados entre el 6 y el 19 de mayo, esos adultos tenían consigo 658 menores.

La agencia federal ha colocado a más de 180.000 niños con tutores adultos en distintas comunidades de EE.UU. después de que en 2013 aumentara el número de cruces fronterizos protagonizados por niños sin compañía adulta.

El año pasado el HHS ofreció servicios de seguimiento a casi la tercera parte de los niños inmigrantes después de que en 2016 la agencia AP revelara que más de dos docenas de menores fueron enviados a casas en las que fueron violados.

«Estos niños, al margen de su estatus migratorio, merecen ser tratados de forma apropiada, sin sufrir abusos ni ser víctima de traficantes. Se trata de responsabilidad», señaló el senador republicano Rob Portman, que preside el subcomité.

Poco o nada le importará está situación a Donald Trump, quien se ha cansado de demostrar el odio desmedido que siente por los inmigrantes, en especial por los latinoamericanos. Irónicamente, el presidente norteamericano tiene padres inmigrantes, madre escocesa y padre de descendencia alemana.

Además, la esposa del magnate, Melania Trump es una modelo eslovena que se fue a Nueva York a los 20 años. En el 2005 se casó con el ahora presidente de Estados Unidos y obtuvo la ciudadanía el año siguiente, una década después de haber llegado al país norteamericano.

Redacción Lechuguinos