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Freddy Duque se regresó despavorido de Estados Unidos al vivir allá la peor experiencia de su vida y darse cuenta de que allá vale más la vida de una ardilla que la de un ser humano inmigrante

Duque ha contado su experiencia al intentar buscar una mejor calidad de vida en otro país, y relata cómo para algunos la solución a las dificultades que atraviesa el país es irse, pero «no se da cuenta que hacerlo es cambiar unos problemas por otros«.

«En mi caso, me encontré con una visión dantesca de lo que están recorriendo los venezolanos en el exterior«, continúa Duque, para luego enumerar:

«Un médico cirujano está lavando baños, un abogado lava platos en un restaurante, una odontóloga está de mesera en un restaurante, un contador o ingeniero está de housekeeping en un hotel o a lo mejor de houseman en una villa turística con pagos irrisorios, un licenciado o educadora está pintando casas y hoteles, también los venezolanos están trabajando de taxistas en Uber o Lift. Eso todo lo encontré en los EEUU, o en mi experiencia personal, lavando techos o realizando labores de jardinería».

De su propia experiencia como jardinero, trae un recuerdo en particular: «Una vez fui a arreglar un jardín en una mansión muy similar a la que yo tengo aquí en Venezuela y la dueña, una norteamericana, me daba un mal trato desde que llegué a su casa». Pudo notar que de entrada, los gringos ven a los latinos como gente bruta.

«Como a la hora de estar trabajando en su jardín se me acercó despavorida a decirme que me debía unas disculpas», cuenta Duque. La señora tenía la costumbre de chequear a la gente que contrataba en Google, y se llevó una sorpresa con él: dos maestrías, un doctorado y cuatro libros en su historial, mientras «ella no había escrito ni una carta en su vida». A partir de ahí, lo comenzó a tratar distinto.

Observé que en los EEUU más del 50% de los venezolanos trabajan solo para alimentarse y pagar el arriendo, un 40% viven de la limosna que les da las iglesias, ya que ellas de manera solidaria les regalan un mercado semanal para cubrir sus necesidades y amueblan sus casas alquiladas con muebles que las personas desechan y botan en la basura de reciclaje, también debo mencionar que su trabajo es incansable de lunes a domingo, no hay día de descanso y los días de fiesta nacional no se los pagan ni son reconocidos, más bien los empresarios los obligan a trabajar pagándolo sencillo, entonces, cuál es la diferencia, cambiamos tranquilidad por seguridad, cambiamos tener acceso a los alimentos y las medicinas por destrucción del cuerpo y el estrés que implica las jornadas ininterrumpidas de trabajo, la pérdida de nuestra dignidad como personas máxime si eres un profesional ya que somos tratados y discriminados como animales. En EEUU vale más la vida de un lagarto o ardilla que la de un ser humano inmigrante.

«Esta situación me llevó a reflexionar ¿Qué estaba haciendo con mi vida en los EE. UU?, debo confesar que nunca antes vi la muerte tan cerca», finaliza la reflexión.

Este fue el relato de Freddy Duque para la página Yo Emigro.

Redacción Lechuguinos