Venezolano
Foto: Lechuguinos.com

Un docente venezolano de 35 años fue asesinado en la habitación donde residía en Colombia, engrosando la lista de extranjeros venezolanos que son brutalmente asesinados en ese país

Un docente venezolano que residía en Colombia al Norte de Santander, pasó a engrosar la triste y lamentable lista de venezolanos asesinados brutalemente en el exterior, cuando en una de las noches en la habitación donde vivía fue encontrado muerto sin muchas pistas al rededor del caso.

La única pista que tienen las autoridades sobre el homicidio del venezolano Marco Antonio Salas Prato, de 35 años, es que la última vez que entró a la habitación donde vivía arrendado, en el barrio El Páramo, fue en compañía de dos hombres según un diario regional.

Según se conoció -agrega el diario neogranadino-, para sus vecinos todo era normal la noche del pasado martes, porque Salas acostumbraba a entrar con hombres y nada levantó sospechas de que algo malo estuviera ocurriendo en la pieza, ubicada en una casa de la avenida 8 con calle 15.

Ni siquiera ruidos extraños ni gritos se escucharon alrededor, por lo que todo transcurrió como de costumbre. Sin embargo, los acompañantes de la víctima, también con acento venezolano, salieron la madrugada del miércoles del lugar, sin dejar ningún rastro.

Con el pasar de las horas, los inquilinos de la casa echaron de menos a Marco Antonio, a quien no veían desde las 10 de la noche de ese martes, cuando entró con los desconocidos.

A la medianoche del miércoles, cuando intentaron percatarse si Salas estaba en su habitación, hallaron una macabra escena en el lugar.

Marco Antonio, quien era docente en Educación Integral, fue asfixiado. El cadáver quedó en la cama, semidesnudo, bocabajo, amarrado de pies y manos, con un cable, y amordazado. El cuerpo estaba envuelto en una sábana. La habitación fue revolcada totalmente.

Una familiar de Salas Prato aseguró que él era miembro de la comunidad LGTBI y que desde hacía un año estaba trabajando en Cúcuta, como organizador de eventos y fiestas.

Marco era del estado Mérida, nació en la población de Tovar, donde dejó dos hijos, a los que ayudaba desde Cúcuta. Hace tres meses fue a visitar a su familia y regresó a la capital de Norte de Santander para continuar con su trabajo.

“Yo me veía con él, pero no quiso vivir conmigo, porque le daba pena. Siempre fue responsable y enviaba mercado a su casa”, dijo la familiar, quien recordó que la última vez que Marco se comunicó a través de WhatsApp con sus parientes, fue el martes, a las 5 de la tarde.

Miembros del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI) de la Fiscalía practicaron la inspección y el levantamiento del cadáver, que fue trasladado al Instituto de Medicina Legal. Por ahora, no se descarta que el hecho sea producto del robo de un dinero que Marco Antonio tendría en su habitación. A la víctima tampoco le fue encontrado su teléfono celular.

 

Redacción Lechuguinos