Mauricio Macri
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Mauricio Macri  se arrodilla ante los gringos para que se apoderen de Argentina y sometan al pueblo a sus caprichos.

EE.UU. sigue buscando la reconquista de su “patio trasero” y Mauricio Macri parece abrirle no solo las puertas sino también las piernas a quienes más tardes podrían convertirse en sus verdugos.

A través de la cooperación con distintas agencias y estructuras gubernamentales norteamericanas, el Gobierno de Mauricio Macri parece haberse alineado a las prioridades en materia de seguridad y defensa de dicha potencia.

El Almirante de la Armada Kurt W. Tidd, máxima autoridad del Comando Sur, testificó en febrero de este año ante un Comité de Servicios Armados del Senado y destacó los roles de Brasil, Chile y México para combatir las ‘amenazas’ que atraviesa el hemisferio e hizo especial énfasis en la renovación de una vieja alianza: «Argentina ahora interviene con determinación y ha jugado un rol crítico».

Pero este supuesto apoyo argentino viene acompañado de la autorización para construir sus acostumbradas bases militares con objetivos estratégicos para pretender el dominio de todo el hemisferio.

Ya en junio de 2016, Luiz Monis Bandeira, considerado uno de los mayores expertos en relaciones con el país norteamericano, dijo que Argentina y EE.UU. estaban negociando la construcción de bases norteamericanas en territorio argentino: una en la Triple Frontera (Argentina, Paraguay y Brasil) y otra en la ciudad de Ushuaia, capital de la provincia de Tierra del Fuego.

«Yo no lo llamaría cooperación sino subordinación», afirmó en diálogo con RT Alcira Argumedo, exdiputada nacional del Movimiento Proyecto Sur, socióloga y docente universitaria, respecto al vínculo que mantiene el Gobierno argentino con EE.UU.

Según Argumedo, se está haciendo «un cerco de seguridad sobre Argentina que es altamente peligroso» en nombre del narcotráfico y la amenaza del terrorismo.

En este sentido, la exdiputada considera que tras el fracaso de EE.UU. en la guerra de Siria con los intentos fallidos de derrocar a Bashar al Assad, la potencia hizo un repliegue sobre América Latina de control de recursos estratégicos.

«Están militarizando nuevamente América Latina porque significativamente EE.UU. es una potencia que se está replegando por la derrota militar ante Rusia e Irán en el Medio Oriente y frente al crecimiento de China, que lo está desplazando de la hegemonía internacional», explicó.

Además, Argumedo destacó la manera en que las bases argentinas se complementan con otras de la región con el fin de cercar zonas geográficas clave. Según aseguró, «también quieren instalar otra base en Tierra del Fuego para el control de la Antártida.

A su vez esa base se complementa con cinco bases establecidas en Brasil, en la frontera con Colombia y así sucesivamente. De manera tal que están rodeando el Amazonas y el Acuífero Guaraní, que son grandes reservas de recursos estratégicos».

Respecto a las bases militares en sí, la socióloga y docente desmitifica la idea de que se traten de grandes construcciones llenas de soldados a la espera de un conflicto armado, sino que las bases nuevas muchas veces consisten en una simple pista de aterrizaje, como es el caso de la base de Estigarribia, en Paraguay.

«Al tener la Cuarta Flota de los EE.UU. en ida y vuelta por el Océano Atlántico, se calcula que en no más de seis a diez horas pueden hacer un desembarco de tanques, de material pesado, de tropas y demás, para lo cual no necesitan mantener constantemente una base en los términos tradicionales que conocemos. De pronto no va a aparecer una base sino una pista de aterrizaje», sostuvo.

Redacción Lechuguinos