MUD
Foto Lechuguinos

La MUD es su propio y principal enemigo, lo peor es que ha arrastrado a esa fatalidad a sus propios seguidores.

 

Las divergencias tácticas evidenciadas en la MUD traen a simple vista que no hay cohesión interna, las improvisaciones reinan, no están preparados para actuar con contingencias políticamente efectivas, maniobran con dificultad en medio del disenso, la impremeditación la han evidenciado en diversos escenarios que les ha impuesto el chavismo, la discordia y pugna interna por cuotas y poder es más que evidente, lo que solo ha generado fatalidad y disolvimiento. Toda esta fatalidad tiene una marca de origen: enceguecidos bajo consignas y esperanzas triunfales, nuevamente subestimaron el pulso político y la capacidad de maniobra del chavismo.

Hay que guardar duelo por esa indudable masa de seguidores de la MUD presos hoy del desánimo luego de una campaña agresiva, triunfalista, que sublimó en ellos desde diciembre un conjunto de aspiraciones erigidas sobre «resultados inmediatos» y posibilidades que nunca existieron, y la desilusión se hace presente. Ni Maduro salió en seis meses, ni la AN logró objetivos políticos, ni hubo enmienda ni amnistía ni recorte del período presidencial, ni Maduro es colombiano, ni hubo regionales en 2016, no hay ni habrá revocatorio en 2016, no hay ni habrá juicio político contra Maduro. NO HAY NADA… O bueno si hay, hay un montón de seguidores tratados como pendejos.

La única pero no menos definitiva indicación que deja el manual implementado por la MUD para defraudar a sus seguidores y autodestruirse es corta y llana: si una organización quiere propiciar su propia catástrofe política, sólo debe ofrecerse públicamente como una organización que quiere regir un país sabiéndose incapaces de dirigirse a sí mismos, dedicándose a la política, careciendo de habilidades políticas.

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Redacción Lechuguinos.