Además de drogas, Colombia exporta militares retirados en calidad de mercenarios, gracias a un prolongado conflicto armado contra guerrillas y cárteles respaldado por Estados Unidos

Además de drogas, Colombia exporta militares retirados como mercenarios, reforzando una industria global que va en aumento sin regulación alguna, según reportó el diario New York Times.

Esta situación se debe a un prolongado conflicto armado contra guerrillas y cárteles respaldado por Estados Unidos, pocas oportunidades laborales y una creciente demanda extranjera.

La captura de 18 veteranos colombianos en Puerto Príncipe por su supuesta participación en el magnicidio del presidente haitiano, Jovenel Moïse el pasado 7 de julio, desató un debate sobre el trato que el gobierno de Colombia da a su ejército.

Casi una veintena de comandos retirados colombianos viajaron a Haití este año, después de que les prometieran trabajar en seguridad con un salario de $ 2.700 mensuales, cifra casi siete veces mayor que sus pensiones, que ascienden a 400 dólares y apenas sirven para subsistir en ciudades como Bogotá.

Se trata de soldados rasos en su mayoría campesinos y de las clases obreras, que tienen pensiones reducidas, escasa educación y apartados del mundo civil, destaca el diario estadunidense.

Los que logran trabajar fuera de Colombia, en su mayoría hablan inglés y poseen entrenamiento en armas sofisticadas, inteligencia y operaciones internacionales. Los militares sobrecalificados son tentados a ejercer su oficio como contratistas privados, sobre todo en las zonas de conflicto en Medio Oriente, desde Yemen hasta Irak, donde pueden llegar a cobrar hasta 5 mil dólares al mes.

Una ley de veteranos apoyada por el presidente Iván Duque en 2019 debía atender algunos de esos asuntos y creó un fondo que otorga créditos a los soldados que buscan educación superior, entre otros beneficios, pero muchos soldados en retiro declararon al Times que necesitan más apoyo para no convertirse en “fusiles a sueldo”.

Algunos veteranos pronostican que, de no mejorar la situación, esos hombres podrían ser captados por una industria global de mercenarios cada vez más voraz que tiene el potencial de desencadenar más operativos de desestabilización en todo el mundo.