EE.UU. intenta derrocar desde hace mucho a Nicolás Maduro, más aún tras la autoproclamación de Juan Guaidó como “presidente encargado”.

La crisis política en Venezuela se intensificó desde que, en enero del año pasado, el opositor Guaidó se declaró ilegalmente “presidente encargado” del país, rechazando así el resultado de las elecciones de mayo de 2018, que dio la victoria a Maduro. En 2019, Guaidó también protagonizó un fallido golpe de Estado contra el Gobierno legítimo de Maduro.

El intento de Guaidó de usurpar el poder como presidente interino y su golpe de Estado recibieron el respaldo de Washington. Caracas ha dicho que los resultados electorales deben ser respetados, pero se ha abstenido de arrestar al golpista.

Guaidó se reunió el miércoles con el presidente de EE.UU., Donald Trump, en un intento de reavivar su fallida campaña para expulsar a Maduro del poder. Previamente, el opositor venezolano fue invitado al Congreso para presenciar el discurso del estado de la Unión, pronunciado por el magnate republicano el martes.

El presidente Maduro, en su primera entrevista del año concedida el miércoles al periodista español Ignacio Ramonet en la que hizo un balance de su gestión durante 2019, acusó a la Administración de Trump de tratar de revivir la doctrina Monroe con el objetivo de “imponer élites subordinadas a sus intereses para que gobiernen e impongan su modelo” en América Latina y el Caribe.

La Casa Blanca dijo en un comunicado que Washington continuaría “trabajando con socios en la región para confrontar” lo que llamó dictadura ilegítima en Venezuela.

Washington procura tumbar a Maduro mediante sanciones y apoyando a la oposición; sin embargo, más allá de los agitados eventos mediáticos, los esfuerzos por legitimar la autoproclamación de Guaidó no han producido resultados y cada día pierde más ímpetu y apoyo, dentro y fuera del país suramericano.

Redacción Lechuguinos-HispanTV