Lenín Moreno
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Ecuador con su ingreso a la Alianza del Pacífico comienza una estrategia geopolítica para alinearse al neoliberalismo regional alejándose del bloque progresista.

Ecuador oficializó este 23 de julio de 2018 su decisión de ser país asociado en la Alianza del Pacífico durante la XIII Cumbre de este bloque.

Sin embargo, detrás del discurso vacío sobre el mejoramiento del comercio se encuentra una estrategia geopolítica para distanciarse del bloque progresista latinoamericano y alinearse al neoliberalismo regional, estableciéndose nuevamente como república bananera.

El objetivo de este ‘viraje’ es satisfacer los intereses de las transnacionales, gran capital y empresarios locales, mientras que la economía ecuatoriana y los productores pequeños y medianos sufren las consecuencias.

Esta es solo una de las acciones que han definido al gobierno de Lenín Moreno en su giro radical y apologético por un modelo neoliberal.

Para lograr este cometido ha enlistado en su gabinete a líderes empresariales y de la derecha oligárquica ecuatoriana que definen y guían el proyecto económico del país.

Uno de ellos es Pablo Campana, Ministro de Comercio Exterior, quien desde su cartera de Estado aboga por una política comercial indiscriminadamente abierta.

Es así que con la Alianza del Pacífico materializará uno de los primeros hitos que conforman esta transformación.

El argumento principal para convertirse en Estado asociado es “profundizar la relación comercial” con México, Chile, Perú y Colombia. Algo que parece redundante ya que el Ecuador cuenta, a nivel comercial, con acuerdos comerciales con tres de los cuatro miembros.

Pero como se mencionó con anterioridad esta Alianza va más allá que la política comercial externa del Ecuador. El ingreso del país a la ADP es un símbolo para cortar los lazos con lo que fueron las aspiraciones contra-hegemónicas, no solo en el plano político sino económico del Alba.

Mientras este bloque nació como una opción de cooperación, la Alianza del Pacífico se caracteriza por la competencia.

Por una parte, uno promueve ideológicamente el comercio justo y la lucha contra la desigualdad y pobreza de la región, el otro el libre comercio y las oportunidades de negocios para el sector privado y transnacional.

Dos modelos que representan sustancialmente distintas maneras de entender y enrumbar a los pueblos latinoamericanos.

Ambos sin duda pensando en desarrollo pero el primero con un eje de soberanía y autonomía cooperativa, el segundo con un desarrollo dependiente, colonizado y competitivo.

Y es así que Lenín Moreno ha optado por el segundo rumbo, el de la ‘banana republic, defraudando el proyecto por el que fue elegido democráticamente y poniendo en riesgo el futuro de millones de ecuatorianos.

Redacción Lechuguinos – Cortesía HispanTV