Un trabajo del pasquín español, El País, afirma que el desafío de Capriles aceleró el desgaste de Guaidó ante su incapacidad de lograr avances claros desde su autoproclamación.

El regreso de Henrique Capriles a la primera línea de la política venezolana, con su apuesta de participar en las elecciones del 6 de diciembre, no solo ha agudizado las crónicas diferencias en la oposición. También ha comprometido todavía más el futuro de Juan Guaidó, autoproclamado con un cargo sin apenas poder real, dice el diario español.

La dificultad para ofrecer una alternativa a la participación electoral y la falta de resultados de su estrategia para sacar a Maduro del poder han animado a un coro de críticos. Más aún: la mayoría de los venezolanos ha perdido las esperanzas en el resultado de sus esfuerzos.

Guaidó, de 37 años, era prácticamente un desconocido en enero de 2019, cuando fue nombrado presidente de la Asamblea Nacional y autojuramentado como presidente encargado de Venezuela, cargo que reconocieron cerca de 60 países, entre ellos Estados Unidos y gran parte de la Unión Europea, incluida España. Ninguno de esos países ha desistido de considerarlo aún mandatario interino, pero la realidad marca otro camino.

Después de casi dos años, la estrategia de Guaidó, que empezó el año recibiendo una ovación del Congreso de EEUU, apenas ha dado frutos internos y la creación de una estructura paralela, sobre todo en el exterior —”Gobierno de Internet”, lo llamó Capriles—, ha levantado muchas suspicacias en Venezuela. La fallida incursión paramilitar del pasado mayo, en la que se vio salpicado, fue otro golpe que ha terminado por apuntillar esta semana la maniobra de Capriles. Aunque sigue siendo un referente, la credibilidad de Guaidó se ha erosionado, continuó relatando El País de España.

Todo indica que Guaidó está jugando en la cancha con el reloj en su contra: la posible participación de Capriles en las elecciones parlamentarias —vista con buenos ojos entre gran parte de la diplomacia europea, incluida España— podría debilitar aún más sus posiciones en el contexto internacional, su mayor activo hoy en día.

El desgaste de Guaidó, en opinión del escritor y analista político Pedro Benítez, es completamente lógico y ello no supone necesariamente que se acerque el fin de su ciclo. “Guaidó planteó unas expectativas que no se han podido cumplir y eso le ha restado apoyo. Sigue teniendo consigo, sin embargo, muchas cartas fuertes y la más importante de todas, además del respaldo internacional y latinoamericano, es que sigue siendo un dirigente popular”.

Colette Capriles apunta a un aspecto nada desdeñable: las sanciones al Gobierno y a la cúpula chavista. “Sin ellas, Maduro no estaría en condiciones de ceder nada. El objetivo del chavismo en las elecciones es sacar del juego a Guaidó. Si son en diciembre lo lograría, incluso declarando la continuidad del Gobierno interino, que sería un Gobierno en el exilio, como ya prácticamente lo es. La prolongación del Gobierno interino no tiene base jurídica, aunque se podría buscar, pero tampoco tiene base política”.