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Los opositores además de pedir rendir cuentas advierten a  Guaidó sobre la pérdida de confianza de sus seguidores por la falta de claridad sobre diversos hechos.

A través de un comunicado conjunto María Corina Machado, Antonio Ledezma, Diego Arria, Humberto Calderón Berti, Carlos Ortega y Enrique Aristeguieta Gramcko exigen al gobierno de fantasía de Juan Guaidó romper con el silencio y rendir cuentas sobre diversos asuntos que han generado desconfianza en los venezolanos.

El texto, titulado “El servicio a la verdad. Un llamado a la reflexión”, critica la opacidad que ha envuelto al manejo de los asuntos públicos y la falta de aclaratoria sobre acciones como las de Cúcuta, el 23 de febrero de 2019, y el “disparatado” alzamiento militar del 30 de abril de ese mismo año.

“Nos vemos obligados a hacerle un igual y severo llamado de atención al Gobierno Colegiado Interino, a fin de que respete y acate con celo las exigencias de la transparencia, ineludibles en los actores democráticos quienes están obligados a rendir cuenta pública de sus actividades, en lo particular quienes dirigen e integran el Centro de Gobierno de cuyos procederes a nadie informa”, reza el documento.

Este grupo de escuálidos señalan la oposición requiere estrategias prudentes, la actividad pública y política “no es un asunto privado o personal de quienes la asumen creyéndose predestinados o necesarios”.

Insisten en que estas actuaciones por parte del Gobierno de fantasía han resquebrajado la confianza pública, haciendo referencia también a lo que condujo a la Operación Gedeón, liderada por parte del grupito cercano a Guaidó, y otros hechos como los “certificados de buena conducta expedidos por la Comisión de Contraloría de la Asamblea Nacional a criminales internacionales”, la operación de los Bonos 2020 y el proyecto de Ley para la Recuperación de Bienes de Origen y Destino Ilícito.

Además, se anticiparon al argumento de la unidad o interés común que rechaza las críticas y cuestionamientos contra Guaidó y quienes controlan los partidos, y lo consideraron una posición “inaceptable e irrespetuosa con la ciudadanía”, que obedece a la manipulación de quienes se ven descubiertos.