Vea como rodó la narco vicepresidenta de Colombia Marta Lucia Ramírez
Foto: Lechuguinos.com

Un familiar cercano de Marta Lucía Ramírez, vicepresidenta de Colombia, está directamente involucrado en varias ejecuciones extrajudiciales.

Daniel Arturo Álvarez Castaño , esposo de Natalia Ramírez, sobrina e hija putativa de la vicepresidenta de Colombia,  Marta Lucía Ramírez aparece relacionado con casos de ejecuciones extrajudiciales o mal llamados “falsos positivos”.

El nombre de Daniel Arturo Álvarez Castaño reposa en los archivos judiciales relacionado con el asesinato de Marco Tulio Ruíz Hernández, cuando el militar era teniente del Grupo de Caballería Mecanizado #2 Juan José Rondón, de Buenavista (La Guajira), informó la revista Vorágine.

Álvarez Castaño y de cinco militares más fueron procesados en La Guajira antes que este proceso pasara al Tribunal Superior de Riohacha.

Hay otro caso que involucra al teniente Daniel Arturo Álvarez Castaño. Se trata de la ejecución extrajudicial de un joven de 19 años que se llamaba Carlos Manuel Jiménez Pacheco. Era un muchacho que vivía en El Molino, La Guajira.

Los hechos ocurrieron el 16 de noviembre de 2006. El Ejército reportó un supuesto combate ese día con integrantes del Eln y de las Farc en un sitio conocido como La Macuira, en el extremo norte de ese departamento.

Al mando de las tropas de la contraguerrilla Corcel 1, del batallón Rondón, estaba el teniente Daniel Arturo Álvarez Castaño, el yerno putativo de Marta Lucía, según reposa en los expedientes. Él estaba a cargo de la escuadra. De este oficial habría salido la orden del operativo. “El teniente Álvarez Castaño señaló que recibió información de unos bandidos que pretendían abastecerse en dicho sector, por lo que iniciaron movimiento desde El Molino hacia Macuira, llegando aproximadamente a las 3:00 a.m.”, reza el sumario.

El Ejército presentó al joven Jiménez Pacheco “como abatido en combate”. Cuando la Fiscalía de Villanueva hizo el levantamiento del cadáver, encontró que la víctima estaba vestida con camuflado y botas de caucho. Al lado tenía un revólver calibre 38.

Y aquí es donde comenzaron a surgir las dudas de la Fiscalía. El día que fue asesinado por el Ejército, el joven Jiménez Pacheco había quedado de ir a recoger café en La Sierra con un compañero de apellido Mayuca, pero nunca llegó a la cita.