Alberto Fernández pidió ante la ONU el fin del bloqueo contra Cuba y Venezuela

El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras. Alberto Fernández, traicionado por su imaginación, cayó preso de unas declaraciones racistas que, erróneamente, atribuyó a Octavio Paz, sobre mexicanos, peruanos y brasileños. El tsunami de críticas desatado obligó al presidente de Argentina a pedir disculpas.

«Los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva pero nosotros, los argentinos, llegamos de los barcos. Y eran barcos que venían de Europa», declaró orgulloso en rueda de prensa junto al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez.

Parece que Fernández se hizo un lío con la frase original de Octavio Paz y la mezcló con parte del estribillo supremacista de Litto Nebbia, uno de sus músicos favoritos. Lo que en verdad dijo el pensador mexicano, y Carlos Fuentes asumió también, fue: «Los mexicanos descienden de los aztecas, los peruanos, de los incas y los argentinos de los barcos». La letra de Nebbia, un rockero popular, lo transformó en: «Los brasileños salen de la selva, los mexicanos vienen de los indios pero nosotros, los argentinos, llegamos de los barcos».

El popurrí que hizo el presidente de Argentina levantó ampollas dentro y fuera de su país. Las redes sociales estallaron y, aunque hasta ahora no ha habido ninguna queja diplomática, el malestar fue inmediato. Eduardo Bolsonaro, diputado e hijo del presidente de BrasilJair Bolsonoro, disparó al corazón del hombre que se declara «progresista peronista»: «¿No dirán que fue racista contra los pueblos indígenas y africanos que formaron Brasil?», cuestionó antes de sentenciar: «Sin embargo, digo: el barco que se hunde es el de Argentina».

Su padre, más sutil, publicó en la red del pajarito azul una fotografía suya arropado por indígenas autóctonos con una palabra seguida de la bandera de Brasil: SELVA.

El Gobierno de México acepta las disculpas

Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como Pedro Sánchez ‘amigo’ de Alberto Fernández, esperó a las excusas del argentino para declarar, sin entrar en honduras, que las aceptaba.

Previamente, Maximiliano Reyes Zúñiga, subsecretario para América Latina y el Caribe de la Secretaría de Relaciones Exteriores de México había considerado «desafortunadas» sus palabras al «invisibilizar la diversidad étnica de América Latina».

Más tarde, como AMLO, fue generoso y dijo: «Valoramos las disculpas que ofreció posteriormente y reiteramos el orgullo por nuestras raíces indígenas. Argentinos y mexicano somos todos latinoamericanos», y dio por zanjado el asunto.

Con menos tolerancia en Argentina el hastag #verguenza nacional y #verguenza mundial con el vídeo de sus palabras, durante la visita del presidente del Gobierno, se hizo viral y la prensa de los países mencionados -y los no citados como en Chile, Bolivia y Ecuador- censuraba con severidad a Fernández.

Las críticas más duras, quizás, salieron de Argentina, donde la foto de su presidente se acompañaba con leyendas como «mamarracho» o se hacían memes con él desnudo en un bote surcando el océano por no mencionar otros más sangrantes. Hasta el actor Ricardo Darín, asombrado, pedía «un primer plano de la cara del presidente de España», cuando a Fernández se le desbocó la lengua. «Perdón Brasil, México, Perú», escribían los tuiteros.

El escándalo no parece terminar y las ocurrencias siguen en las redes. «La verdad es que si nos gobernaran los indios, estaríamos mejor», escribió @AleEnliber.

Pero, quizás, el meme más doloroso para Alberto Fernández fue el de @pia_dmn. Con una imagen de pocos amigos de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, al teléfono, escribia: «Qué Alberto dijo qué cosa???»

El daño estaba hecho, pero el presidente se esforzó en dar marcha atrás: «A nadie quise ofender, de todas formas, quien se haya sentido ofendido o invisibilizado, desde ya mis disculpas», se excusó la misma tarde del miércoles, desbordado por la furia de las redes sociales y por muchos argentinos de tez oscura y origen indígena que viven más allá de los límites de Buenos Aires. El otro país que también existe.

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