Los Acuerdos de Paz entre el Estado de Colombia y las FARC-EP cumplen cinco años con pocos resultados para poner fin a la violencia que ha desangrado al vecino país por décadas.

Los Acuerdos de Paz entre el Estado de Colombia y las FARC-EP cumplen cinco años con pocos resultados para poner fin a la violencia que ha desangrado al vecino país por décadas.

El Estado colombiano y las FARC-EP firmaron este acuerdo en La Habana y difícilmente puede decirse que el conflicto social y armado ha terminado.

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) reveló que 292 ex combatientes de las FARC-EP que firmaron los acuerdos de paz han sido asesinados desde el 2016.

Varios de los aspectos contemplados en los acuerdos de paz hoy parecen una ilusión:

  • Respeto a la vida de excombatientes
  • Oportunidades de subsistencia económica
  • Fin de erradicaciones forzadas
  • Sustitución voluntaria de cultivos
  • Reivindicaciones sociales

El cumplimiento de estos compromisos está presente en las protestas populares y fue una de las exigencias de diversas organizaciones sociales que se sumaron al Paro Nacional.

Problemas sin resolver

La calma que sigue a la tormenta desapareció cuando los grupos paramilitares se apoderaron de los espacios abandonados por las FARC-EP.

Siguen las erradicaciones forzadas, las fumigaciones, las masacres, las desapariciones, el desplazamiento, y la criminalización de las familias campesinas pobres que siembran coca por falta de alternativas.

Los campesinos colombianos subsisten en muy precarias condiciones a expensas de los grandes carteles del narcotráfico y en medio de la guerra.

La ONG Indepaz registra hasta hoy 37 firmantes asesinados y asesinadas. A esta terrible cifra hay que sumar la de sus familiares también asesinados en razón de su vínculo.

A menos de un año de culminar su mandato, no se espera que Iván Duque cumpla los acuerdos de La Habana o se esfuerce en detener la matanza de excombatientes.

Al contrario, la judicialización, las operaciones de entrampamiento y los falsos positivos continúan contra quienes confiaron en las ofertas del Estado.