Un juez en Estados Unidos sentenció el martes a Tony Hernández, un hermano del presidente de Honduras Juan Orlando Hernández, a cadena perpetua por crímenes de narcotráfico.

El juez Kevin Castel emitió su sentencia en un tribunal de Nueva York un año y medio después del juicio, que captó la atención de los medios de comunicación, porque los fiscales mencionaron repetidamente al presidente durante ese proceso, acusándolo de aceptar sobornos por parte de traficantes de drogas. Las acusaciones contra el mandatario han sido un dolor de cabeza para el gobierno de Honduras desde entonces: han proseguido a lo largo de los meses en documentos judiciales y se volvieron a repetir en otro juicio reciente a un supuesto narcotraficante llamado Geovanny Fuentes Ramírez.

El presidente Hernández y la Casa Presidencial de Honduras han usado Twitter para desmentir las acusaciones una y otra vez y llevaron a cabo una rueda de prensa la semana pasada. El mandatario asegura que las acusaciones son mentiras por parte de narcotraficantes y asesinos que quieren reducir sus sentencias. Hernández no enfrenta cargos, pero ha sido calificado como “co-conspirador” en el caso de su hermano.

De momento la administración del presidente estadounidense Joe Biden se ha limitado a decir desde Washington que cualquier acusación de actividad criminal es considerada como algo muy serio, pero no ha expresado mucho más sobre el caso. Un vocero del Departamento de Estado que no está autorizado a dar su nombre debido a políticas internas dijo a la AP que Estados Unidos trabaja con el gobierno de Honduras, la sociedad civil y sector privado para crear un mejor futuro para el pueblo hondureño.