Luego que Guaidó le pusiera la mano a Citgo, la empresa está en la ruina y tuvo que liquidar empresas y finiquitar proyectos en Aruba.

Citgo Aruba Holding (CAH), subsidiaria de PDV Holding a la que también está adscrita Citgo Petroleum, disolvió «voluntariamente» cuatro compañías subsidiarias de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) en Aruba que debían encargarse de la remodelación de una refinería en la que se transformaría petróleo pesado y extrapesado procedente de la Faja Petrolífera del Orinoco en uno más ligero, informó la agencia especializada Argus.

De acuerdo con la información aparecida en la Gaceta Oficial de Aruba la tarde de este lunes 21 de junio, CAH liquidó a Citgo Aruba Terminal NV, Citgo Aruba Marine Operations NV, Citgo Aruba Supply NV y la entidad independiente Citgo Aruba Thrift Foundation, mientras que, al menos de momento, Citgo Aruba Refining (CAR) permanecerá activa.

«Las cuatro empresas desaparecidas se establecieron en Aruba, controladas por los neerlandeses, en 2016, cuando Pdvsa firmó un contrato de arrendamiento para rehabilitar la refinería San Nicolás de 235.000 barriles diarios para convertir su crudo extrapesado del Orinoco en un petróleo sintético más ligero. Citgo Petroleum, con sede en Houston, que también es controlada por PDV Holding a través de la entidad intermedia Citgo Holding, tuvo la tarea de ejecutar el desafortunado proyecto de refinería», detalló Argus.

Siguiendo a esta fuente, el negocio, que involucraba una inversión en el orden de los 1.000 millones de dólares, «ya estaba flaqueando en 2019 cuando el grupo de empresas Citgo, incluida la refinería y sus empresas matrices con sede en Delaware y afiliadas con miembros de la junta superpuestos, quedó bajo el control de la oposición política de Venezuela respaldada por Estados Unidos«, que optó por apoyar al exdiputado Juan Guaidó como «presidente interino» de Venezuela tras su autoproclamación en enero de 2019 e impuso sanciones a la industria petrolera «en una campaña fallida para derrocar a Maduro».

Argus asegura que «la administración liderada por Guaidó heredó a regañadientes el proyecto de Aruba», que no gozaba de popularidad «entre los altos directivos de Citgo Petroleum en Estados Unidos» y tampoco fue aprobado nunca por la Asamblea Nacional de entonces e indica, asimismo, que «los repetidos retrasos del proyecto minaron la confianza de las autoridades de Aruba en la capacidad de Venezuela para llevarlo a cabo», aunque PDVSA sostiene que los contratiempos fueron una consecuencia de las sanciones financieras que impusiera la administración Trump sobre el país en 2017.

El cronograma preveía que la asociación entre Citgo y el gobierno de Aruba trocaría su fin en 2020. Sin embargo, como no logró avanzarse según lo previsto, PDV Holding, bajo el control de pseudofuncionarios designados por Guaidó y respaldados por Washington, dispuso de una licencia otorgada por la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) que le permitió liquidar el negocio.

La decisión, tal y como fue presentada por Argus, es vista positivamente, pues en adelante, «PDV Holding tiene una distracción menos de su enfoque principal: defender a Citgo de múltiples acreedores, incluida la excompañía minera canadiense Crystallex, ConocoPhillips y los tenedores de bonos de PDVSA 2020 que están presionando con sus reclamos en los tribunales de Estados Unidos».

Adicionalmente, esta fuente destaca que acreedores de Citgo como ConocoPhillips habrían tratado echar mano de las previsiones jurídicas neerlandesas, que facilitan el embargo de activos cancelación de deudas, volcando su mirada hacia las instalaciones de PDVSA en Aruba.

¿En qué consistía el proyecto de renovación de la refinería en Aruba?

La agencia especializada precisa que, según consta en un contrato suscrito por Nelson Martínez, quien para 2016 se desempeñaba como director ejecutivo de Pdvsa y había sido director ejecutivo de Citgo Petroleum, y el gobierno de Aruba, «CAR debía renovar las instalaciones y construir un gasoducto de gas natural de 110 km (68 millas) desde la instalación de tratamiento de Tiguadare en Venezuela para operar el complejo».

El plan preveía que el oleoducto, por el que transitaban unos 209.000 barriles diarios de petróleo crudo diluido (DCO) pesado de la Faja de Petrolífera del Orinoco de Venezuela, debía adaptarse para que también trasladara «125.000 barriles diarios de crudo 22,5 °API tipo Maya con 1.2pc-1.5pc de azufre», en émulo de los mejoradores integrados que posee PDVSA dentro de Venezuela.

Adicionalmente, se precisa que «la gasolina extraída se habría reciclado al país» y se habrían vendido «los subproductos de azufre y coque» resultantes del proceso.

«Aruba se encuentra entre varias islas del Caribe neerlandés que formaron parte de la red logística ‘nearshore’ –cerca de la costa– de Pdvsa, ofreciendo puertos de aguas profundas, servicios de transbordo y suministro, refinación y almacenamiento. Los lazos comerciales de la empresa venezolana (…) con las islas comenzaron a deteriorarse junto con las sanciones financieras», concluye el informe de Argus.