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Foto: Lechuguinos.com

La violencia en Estados Unidos sigue aumentando en los colegios, y además de la comunidad afrodescendiente, los latinos, en especial venezolanos, son víctimas de este flagelo promovidopor el gobierno de Trump

Venezuela está conmovida por la difusión de vídeos en los que jóvenes venezolanos son severamente golpeados en escuelas de EEUU. Esto recuerda los escraches y acosos del 2017 sufridos por otros jóvenes, acusados de chavistas, sin embargo, el tratamiento mediático ha resultado muy diferente en ambos casos. ¿Acaso hay una violencia buena y otra mala?

De los vídeos

La periodista venezolana, radicada en Miami, Carla Angola, ha hecho públicos esta semana dos vídeos que se han vuelto virales en Venezuela. Muestran brutales actos de agresión contra jóvenes venezolanos en escuelas de Estados Unidos. El contenido resulta una prueba más del nivel de violencia que se vive en los colegios de secundaria de EEUU, y cuyas consecuencias, se han evidenciado en los cada vez más comunes tiroteos y masacres que en ellos tienen lugar.

Sin embargo, resaltamos dos elementos que se desprenden de ambos documentos audiovisuales, uno de ellos es que vienen a confirmar una tendencia cada vez más creciente: la violencia sistemática contra venezolanos en el exterior. Pero también la incoherencia de quienes dicen criticar el acoso mientras, por otro lado, no se dan por aludidos frente a las campañas de odio que se han desatado contra quienes, en su derecho legítimo, apoyan al Gobierno de Nicolás Maduro.

La gran incoherencia

Resulta desgarrador el testimonio de la niña agredida. La periodista acompaña dicha publicación con un mensaje:

«Alejandra es objeto de humillación a partir de esto que le tocó vivir, aun siendo la víctima. (..) Otro decepcionante detalle, es que ninguno de sus compañeros actuó ante aquella evidente injusticia. La familia nos facilitó el vídeo porque sienten que esta sociedad se está acostumbrando a estos incidentes sin ponerles freno. (…) Consideran que por dejar pasar inadvertidas riñas como estas, sin sancionarlas duramente, después se presentan hechos de furia que terminan enlutando a las escuelas y a las familias de nuestra comunidad».

Durante el año 2017, Venezuela vivió meses de violencia protagonizada por la oposición del país. Además de las revueltas callejeras, las redes sociales comenzaron a ser vehículo de una campaña de persecución y acaso en contra de altos dirigentes del chavismo y sus familiares.

Se pedía «cazarlos» por todo el planeta, «escracharlos» y someterlos públicamente a una humillación que era instantáneamente masificada por las tecnologías de información. Incluso se atrevieron a quemar a gente viva, bajo acusaciones de «ser chavista».

Periodistas ligados a la oposición intensificaron este ataque convirtiéndose en grandes promotores del odio.

Actualmente esta práctica dejó de enfocarse en la dirigencia, para ahora perfilar sus armas contra todo venezolano fuera del país que sea señalado de haber simpatizado con los Gobiernos de Chávez y Maduro, como si de un crimen se tratase.

Cuentas de Twitter con nombres como «Cazador de Rojos» y etiquetas como #ChavistasQueHuyen #ChavistasEnChile #ChavistasEnEcuador, etc«, convierten las prácticas de la Gestapo y del Ku Klux Klan en juegos infantiles.

Incluso existe un mapa que señala con direcciones y nombres a las personas a quienes deben atacarse, aupando a su audiencia a que tomen la iniciativa individual, al mejor estilo de la estrategia que emplea el Estado Islámico (proscrito en Rusia) para captar a «lobos solitarios» que sean capaces de perpetrar acciones terroristas en el mundo.

Aquellos que han sido víctimas de estas persecuciones han tenido que optar por mudarse de los lugares donde viven e incluso irse del país que los ha recibido.

En estos casos, se han convertido algunos venezolanos en los más cruentos verdugos de sus propios compatriotas.

El Instant Karma de las Operaciones Psicológicas

Existe un hecho innegable, la oposición venezolana apoyó durante veinte años que se desprestigiara al país. Que se creara una percepción negativa y odio irracional contra todo lo que fuese Venezuela. Ahora, dichas acciones se revierten en su contra.

Pueden que creyesen que solo lo hacían «para debilitar la imagen del chavismo». Pero afuera, en la «real realidad» de ser emigrante, lo único que se entiende es que eres venezolano, simple y llanamente, sin sutilezas, sin profundidades.

Fue de esta manera que las operaciones psicológicas distorsionaron la psiquis de muchos venezolanos al interior del país, pero también hacia el exterior, especialmente con aquellos que observaban la situación del país suramericano, a través de los monopolios informativos.

Prueba de ello, es que las corporaciones mediáticas y la élite política española, por ejemplo, le dedican mucho más tiempo a hablar de Venezuela que de sus propios problemas, Incluso, el país suramericano se ha convertido en tema recurrente dentro de las distintas campañas electorales en países como Colombia, México, Perú y Argentina.

Todos ellos usan a Venezuela, como el gran monstruo, el mal ejemplo al que se debe señalar y atacar. Es absolutamente comprensible que emergiera tal cantidad de protestas en distintos países latinoamericanos contra la migración venezolana. Al parecer, las muestras de xenofobia que no reconocen la distinción «chavista u opositor», se transformaron en un ‘boomerang’ kármico que escapó al cálculo de los instigadores del odio.

El Pentágono contra la resiliencia del venezolano

La campaña de guerra psicológica contra Venezuela, se diseñó para influir en las percepciones electorales. Sin embargo, luego de que Chávez derrotara en tres elecciones presidenciales a la oposición, esta comprendió que debían adecuar la estrategia. Fue así, que se procedió entonces a atacar la base de sustento de la vida económica.

A pesar del bloqueo financiero, el desabastecimiento programado y la especulación, que comenzaron desde la llegada de Maduro al poder, el Gobierno logró sortearlos con programas alimentarios como los Comités Locales de Abastecimiento y Producción. Asimismo, la clase media, ha logrado maniobrar el incremento desmesurado de los alimentos, haciendo uso de algún ahorro en dólares o de las remesas familiares.

Ante este contexto, los que diseñan el plan de acoso contra Venezuela, pronto se dieron cuenta de que su mayor obstáculo es la capacidad de resiliencia del venezolano. La flexibilidad para ir encontrando soluciones a las distintas dificultades, sin darse nunca por derrotado.

Es por tal razón, que han decidido boicotear y ridiculizar cualquier iniciativa gubernamental que intente generar bienestar, como por ejemplo el petro o los apoyos económicos en forma de bonos. Pero además, no contaban que tendrían que luchar con otra forma de resiliencia: la migración.

La mayor víctima de la guerra psicológica fue la clase media, la base electoral de la oposición. Emigrar, se constituyó en una especie de refugio psíquico ante el ‘Apocalipsis Infinito’ al que expertos en noticias falsas y rumores como J.J Rendón o Alberto Ravell, intentaron someter a los venezolanos.

Esta salida psicoemocional que significa emigrar, es una gran amenaza para los que desean que el país entre en colapsos y se mantenga en el caos cotidiano. Es por ello que hemos comenzado a ver una campaña sistemática de agresiones y asesinatos especialmente dirigidos a los jóvenes que emigran, tal como lo recoge en un impactante vídeo el portal informativo La Iguana.

La intención es abonar el sentimiento de desesperanza y jugar al terror, destruir la nueva salida que han conseguido los venezolanos para hacer frente a la crisis.

Tenemos la impresión de que en el instante en que la migración ya nos les sirva como argumentación para apalancar la invasión bajo el pretexto de la «crisis humanitaria» o esta comience a afectar a sus aliados en la región, como a Colombia o Chile, Estados Unidos, a través del control que ejerce en algunos Gobiernos de Suramérica, hará cada vez más complicado para el venezolano salir del país.

El plan es eliminar cualquier válvula de escape para convertir a Venezuela en una gigantesca olla de presión. Avanzar, de esta manera, en lo que el investigador francés Thierry Meyssan considera ha sido siempre el único objetivo: la desaparición del Estado Nación. Último escollo, para dividir a Venezuela al mejor estilo Libia y resetear el país para rediseñarlo a la medida de sus necesidades.

José Negrón Valera/ Sputnik

Redacción Lechuguinos